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El blog "En los zapatos de mi hij@ adolescente" ha sido elaborado con la misión de ayudar a padres y madres de adolescentes a comprender mejor a sus hijos/as: los cambios que están viviendo, sus nuevas relaciones, a qué dedican su tiempo de ocio...
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sábado, 8 de junio de 2013

Las pisadas de hoy: LAS PANDILLAS Y LOS AMIGOS

El instituto es muy duro. No hablo de los exámenes: más o menos estudio, y apruebo bien.
Sin embargo, lo que me preocupan son los recreos. A veces me veo solo, y deseo con todas mis fuerzas que se acabe pronto, porque odio que todo el mundo me vea dando vueltas solo por el patio. Muchas veces me pongo con el móvil, sentado en las gradas. En realidad juego a Angry Birds, aunque tengo la esperanza de que todos piensen que estoy wasapeando con alguien. Sería menos patético.
Digamos que el instituto puede analizarse perfectamente en el patio del recreo. En ese momento se ven justamente los grupos que existen. Como siempre ando con la cabeza gacha, he aprendido a distinguir a las personas por sus zapatos.
Así, están los deportistas, que siempre llevan zapatillas de deportes. Ellos pisan fuerte el suelo. Tienen las piernas fuertes de jugar al fútbol, y las chicas dicen que están buenos, y les hacen caso. A veces van a verlos jugar.
Luego están los guiris. Van en sandalias todo el año, incluso en Enero. Van siempre muy juntos a todos lados, y hablan todo el tiempo en inglés. Ni siquiera soy capaz de entender sus conversaciones, a pesar de aprobar inglés con buena nota.
Después están las pijas. Son guapas, andan siempre con tacones o con cuñas, y caminan en línea recta. La gente se aparta para dejarlas pasar. A veces para mirarlas. No son mala gente, lo que pasa es que hablan todo el tiempo de ropa, y de chicos (que suelen ser del grupo de los deportistas). Se ríen muy alto, y se sientan en el banco central del patio. Parece que les gusta ser el centro de atención.  De ese grupo, me cae genial Sandra. Es lista, simpática conmigo (se sienta a mi lado en geología) y tiene el culo más bonito que he visto nunca. Así, respingón.
Después están los hispter. Tienen ropa bonita, y mucho estilo vistiendo. Van a clase en monopatín o en patines. Se ponen juntos en el recreo, y se dedican a subir fotos a Instagram o a escuchar música en el Ipod. Los reconozco porque suponen la mayor concentración de Vans y Converses de todo el instituto.
Luego, en la esquina van los frikis. No frikis en plan despectivo, sino que se autodenominan “frikis”. El año pasado se hicieron una camiseta que ponía “Frikis del mundo, uníos”. Juegan al pingpong y hablan de World of Crafts y de la peli del Hobbit. Durante un par de recreos me junté con ellos, pero al final estaba igualmente solo: llega un momento en que la conversación me aburre enormemente.
Y luego están los empollones, como yo. Los profesores nos adoran, y en el patio nos castigan por ser demasiado listos. A mí por lo menos me dejan en paz. La semana pasada los deportistas le pegaron un balonazo a Rafa y le rompieron las gafas. Dijeron a la profesora de guardia que fue sin querer, pero yo sé que fue el castigo por llevar el trabajo para subir nota a Química.

Escribo aquí como podría escribir en cualquier otro lado. De hecho, ahora mismo estoy en el recreo, contando mis cosas en este blog que me he encontrado, y deseando que la gente crea que hablo con alguien por chat. Tal vez, una novia secreta que estudie en otra ciudad… Y que esté increíblemente buena.

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